Revista Avance
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Una charla visionaria entre Guzmán y Blouin en 1925

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La Industria Azucarera – Revista mensual de la producción del Norte Argentino,

Órgano del Centro Azucarero Nacional

Año XXI – Julio de 1925 – nº 381

Biblioteca Alfredo Guzmán de la EEAOC

 

 

 

 

 

 

 

 

Reencuentro


En 1925, a los 70 años de edad, el industrial tucumano don Alfredo Guzmán –impulsor de la creación de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres en 1909 – visitó Europa y Estados Unidos, país este último en el que se reencontró con el doctor Robert Blouin, primer Director Técnico de la Estación. 


El encuentro tuvo lugar en New Orleans, Lusiana –estado de donde era nativo Blouin- y dio lugar para que este le realizara al tucumano una entrevista publicada en Argentina en el número de julio de 1925 de la revista La Industria Azucarera, del Centro Azucarero Nacional. 

Blouin, que dirigió la Estación Experimental Agrícola de Tucumán (EEAT), primera denominación de la EEAOC, entre 1909-1914, tituló el artículo de manera despojada: “El Industrial Don Alfredo Guzmán en Luisiana – Una interesante entrevista”, devenido en un retrato verbal del estado de la industria tucumana en ese tiempo a través de la experiencia de primera mano del empresario tucumano.

 

 

Una industria ejemplar


En la nota, Guzmán llegó a lamentarse de visitar Estados Unidos “a una edad avanzada” (aunque viviría hasta los 96 años) pero aclaró que lo que había visto en ese país “justificaba plenamente la opinión que se había formado del mismo”.

Blouin confirma en la nota que Guzmán ha sido siempre un gran admirador de los Estados Unidos y que sigue con “el más vivo interés los progresos de la industria azucarera en ese país”, lo cual es motivo de que en sus fábricas el emprendedor tucumano emplee “la más perfeccionada maquinaria norteamericana, como trapiches Fulton, “crushers” y la adopción en 1924 para el ingenio Concepción del “procedimiento Petree y Dorr”. Este procedimiento –según explica el investigador del Conicet Daniel Moyano- “simplificaba la depuración al tratar y clarificar los jugos directamente a la salida del trapiche, con mayor economía y eficiencia””. 

 

Aquel primer gran logro

Al recorrer la actividad industrial azucarera y la primera década y media de vida institucional de la EEAT, Guzmán dice: “Creo que los progresos son excepcionalmente buenos. La industria azucarera tuvo dos o tres años muy malos; la cosecha fue en ellos menos del 20 por ciento de la normal debido a la degeneración de las cañas indígenas causada por la enfermedad del mosaico. Pero cuando en 1916-1917 esas cañas fueron reemplazadas por variedades de Java (…) hubo otro año próspero y desde entonces la industria se encuentra en una situación saneada… (esto) tuvo por resultado la introducción de mejoras en las fábricas y en los cañaverales. Fueron compradas e instaladas muchas nuevas máquinas”.

 

Una perspectiva alentadora


Cuando Blouin consulta al entrevistado sobre “qué forma tomarán, a su juicio, los futuros progresos” de la industria local, la respuesta es: “Espero que Tucumán ocupará siempre el primer rango en cuanto a los progresos relativos a la fabricación de azúcar. Como usted sabe, cuatro de nuestras fábricas ya están provistas de máquina para refinar con negro animal, y otras producen azúcar blanco directamente sin emplear ese medio (…). Muchos productores ya estudian la posible adopción de la nueva maquinaria últimamente inventada como, por ejemplo, los nuevos trapiches y los cristalizadores giratorios que, según se informa, dan buenos resultados en otros países”.

 

Al momento de hablar específicamente de la Estación Experimental, comenta que la institución “ya obtuvo cierto número de cañas inmunes y esperamos que algunas resultarán apropiadas para nuestras plantaciones. Creemos que pronto nos será posible también contar con mayores facilidades para la irrigación en Tucumán”.

Le dice al entrevistador: “Usted se acordará de la situación en que la caña se encontraba a su llegada a Tucumán y el pésimo efecto que le produjo la degeneración general de nuestras plantaciones. Los trabajos de la Estación Experimental se llevaron a cabo con tal rapidez que después de cinco años ya pudo usted recomendar ciertas variedades de caña”. Añade que “la industria adoptó enseguida esas cañas en aquel año 1914, y dos años más tarde, cuando el cultivo sufrió una continua degeneración, todos los plantadores decidieron adoptar la nueva caña, con buen resultado”. 

 

Un ejemplo a seguir


Según el entrevistador, “el señor Guzmán lamenta que en otros países sudamericanos no haya instituciones similares a la Estación Experimental dignas de este nombre, porque está convencido de que su creación sería de gran provecho para la agricultura de esos países. Lo explica por las dificultades con que tropiezan los que quieren fundarlas, porque se acuerda aún de la lucha que tuvo que sostener en Tucumán para evitar que se suprimiera la Estación Experimental de esa provincia”.

 

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